Querer volar y no encontrar tus alas entre el montón de trastos almacenados en aquel desván, querer llorar y no saborear el salado gusto de las lágrimas en el mes de febrero, querer sentir y no notar el impreciso tic tac del corazón con cada una de las infinitas curvas de esa interminable carretera...
Pero volaré, volaré y lloraré, y también sentiré, porque este es mi mundo y yo podré hacer todo lo que me proponga.
No seas iluso; no interfieras en mi camino.
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